¿Talento o habilidad? Admitámoslo: a menudo utilizamos las dos palabras como sinónimos para referirnos a la cualidad de personas especialmente brillantes que demuestran capacidades extraordinarias o fuera de lo común. Tendemos a meterlas en el mismo saco, pero en realidad los dos términos son profundamente diferentes y deberían considerarse como tales, sobre todo dentro de las organizaciones.

Si quisiéramos dar una breve definición, podríamos decir que el talento es algo innato, un don que las personas tienen desde su nacimiento y que pueden descubrir desde una edad temprana o en una edad más madura.   

Las habilidades, en cambio, tienen que ver con la experiencia, con la práctica y no son innatas. 

Pero profundicemos en ambos conceptos en este artículo, en el que volveremos a ver la diferencia entre talento y habilidades, y luego veremos cómo se pueden desarrollar en el contexto empresarial.

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¿Qué es el talento?

Como ya hemos dicho, el talento es la capacidad de una persona para hacer algo de forma natural, espontánea, sin apenas dificultad. Tener talento para escribir, para la música, para el deporte, es tener esa cualidad de manera natural y no haber hecho «nada» para merecerlo. Es algo que podríamos decir que forma parte de la esencia de una persona, la caracteriza del mismo modo que tener los ojos marrones, o el pelo claro.

La palabra talento es de origen griego, derivada de talanton, que significa balanza, peso. Este significado lo vincula al objeto pesado que, como tal, tiene un valor. De hecho, el talento era una moneda, una unidad de medida convencional para los metales preciosos, susceptible de cambiar en función del mercado, la demanda, etc.   

Los talentos también se mencionan en la famosa parábola del Evangelio de Mateo en la que los siervos, que han recibido varios talentos (por tanto, monedas) de su amo, se comportan de forma diferente durante su ausencia. Unos los duplican, mientras que otros, para no perder el único talento que han recibido, lo esconden en la tierra. 

Por tanto, cada uno de nosotros tiene un talento, sólo que a menudo no somos conscientes de ello porque no hemos tenido la oportunidad de desarrollarlo. 

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¿Qué se entiende por habilidad?

El concepto de habilidad ha sido muy estudiado a lo largo de los años y existen muchas teorías al respecto, pero para tomar una definición en la que todo el mundo esté de acuerdo, podemos fijarnos en lo que ha indicado el Consejo de la Unión Europea. En un documento del 2018, la UE define las habilidades como una combinación de 3 tipos de conocimientos que permiten desenvolverse mejor en una situación determinada. Son las siguientes:

  • saber= conocimiento
  • saber hacer = aptitudes
  • saber ser = actitudes

La habilidad tiene un componente relacionado con lo que uno es, pero lo que uno aprende y lo que uno sabe hacer también cuenta mucho. De hecho, está vinculada al saber realizar una tarea y al modo de llevarla a cabo de manera eficaz y concreta.

Una habilidad no es siempre la misma; necesita esfuerzos continuos, mejoras, actualizaciones, experiencias, errores, fracasos. Podríamos decir que una habilidad es el resultado de un proceso continuo. Y esto se aplica tanto a las habilidades transversales como a las técnicas.

Aunque las primeras, también denominadas habilidades para la vida, son intangibles -es decir, no son fácilmente evaluables, a diferencia de las habilidades técnicas-, en ambos casos es esencial saber que las habilidades necesitan ser entrenadas y revisadas, bajo una perspectiva de aprendizaje permanente.

Además, hay otro aspecto a tener en cuenta: las habilidades no sólo cambian para las personas que las «poseen», sino también como consecuencia de los cambios que experimenta la sociedad, tanto económicos como sociales. Si lo pensamos bien, hace sólo 10 años, la empatía, la capacidad para resolver problemas, la colaboración (por nombrar sólo algunas) difícilmente se habrían considerado habilidades profesionales relevantes.

Y esto no sólo se aplica a las soft skills, sino también a las técnicas, que han cambiado mucho con los años. ¿Quién habría mencionado hace tan sólo cinco años la capacidad de saber dar indicaciones a la Inteligencia Artificial? Y esto es sólo por nombrar una, pero se podrían mencionar muchas otras relacionadas, por ejemplo, con el contexto de la informática, los idiomas y otros muchos campos.  

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Diferencia entre talento y habilidad

¿Cuáles son las principales diferencias entre talento y habilidades 

  • el talento se refiere a una capacidad innata, mientras que una habilidad la adquiere una persona con el tiempo a través del conocimiento y la experiencia;
  • el talento es un don que uno tiene independientemente de su voluntad, la habilidad es el resultado del tiempo, el esfuerzo y el compromiso necesarios para desarrollarlo;
  • el talento suele pertenecer a un número limitado de personas, la habilidad, en cambio, es algo que una persona puede hacer suyo si tiene la capacidad y realmente quiere adquirirla;
  • el talento a veces está oculto y, como tal, es difícil de detectar, la habilidad es algo que se reconoce como tal, de hecho «existe» si se comparte.

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Reconocer el talento en el entorno de trabajo

Si bien es cierto que el talento es algo innato y muchas veces oculto, hay que hacer un discurso aparte cuando nos referimos al contexto laboral. Para entender cómo reconocer el talento en la empresa, compartimos las palabras de Antonio Messina, presidente de Hara Human Resources, quien invita a las organizaciones a cuidar la observación del talento teniendo en cuenta 5 factores:

  1. Habilidades técnicas: qué hace una persona y cómo lo hace.
  2. La experiencia: lo que ha vivido, cómo lo ha afrontado y cuándo sabe ponerlo en práctica en diferentes situaciones y entornos.
  3. Los resultados: que no sólo tienen que ver con la consecución de determinados objetivos, sino también con la forma en que esa persona desempeña su función y sus responsabilidades.
  4. El comportamiento: en consonancia con los valores de la empresa, su cultura, la normativa, pero también la dinámica de transformación y cambio, el papel y la responsabilidad.
  5. El pontencial: valor, curiosidad, ganas de implicarse, capacidad de la persona para aprender de forma ágil lo que le es útil en el momento y lo que puede necesitar en el futuro.

Coaching para el talento, formación para las habilidades

Si talento y habilidades son dos conceptos profundamente diferentes, ¿cómo desarrollarlos en la empresa?

Para el talento, el business coaching es crucial. Ayuda a sacar lo mejor de una persona, ensalzando sus verdaderas cualidades, lo que es y a veces, como hemos dicho, probablemente no sabe que es.

El coaching dentro de la empresa, en un mundo tan profundamente cambiante, juega un papel crucial para que las personas puedan expresarse de verdad y que esto no sea sólo un eslogan para poner en la página web de la empresa, sino que se convierta en un verdadero mantra.

Especialmente útil en todo esto puede ser el coaching digital, que se «vive» en entornos protegidos (en lugar de en la empresa, en la tranquilidad del propio hogar o en cualquier otro lugar donde uno se sienta cómodo trabajando) y permite a las personas organizarse mejor y seguir este camino con mayor serenidad.

El coaching permite extraer las cualidades de cada persona y sacar a relucir su «mejor» versión, es decir, su talento, lo que realmente es y lo que tal vez no sepa que quiere o puede ser.

En cuanto a las habilidades, sin embargo, la respuesta está en la formación corporativa, respecto a la cual es importante poder diseñar cursos que no sólo tengan como objetivo obtener (o actualizar) habilidades técnicas, sino también potenciar las habilidades transversales que hoy en día son cada vez más necesarias para trabajar lo mejor posible, crecer y sacar el máximo partido de lo que se sabe hacer.  

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