La inteligencia artificial (IA) hoy en día se integra en todos los sectores, incluido el del business coaching. Para los responsables de RRHH y L&D, esta evolución genera entusiasmo e incertidumbre a partes iguales: ¿hasta dónde puede la tecnología mejorar la experiencia de coaching? ¿Será capaz de sustituir al coach humano o, por el contrario, lo potenciará? En lugar de enfrentar a la IA y a los humanos, se está imponiendo una visión más equilibrada. Los últimos análisis de Geoffroy de Lestrange, experto en coaching y transformación digital, sugieren que lo que hace la IA es «transformar» las prácticas de coaching sin «reemplazar» a los humanos. La tecnología surge como una herramienta de optimización excepcional (emparejamiento de coach y coachee, seguimiento, análisis del progreso, etc.), mientras que los coaches humanos siguen formando parte fundamental del acompañamiento (empatía, adaptación, intuición). En este artículo, exploramos cómo se pueden complementar la IA y el coaching humano para actuar en harmonía y conseguir lo mejor de ambos mundos.

AI in Coaching

Contenidos

La IA como catalizador de un coaching más eficaz y accesible

Las plataformas de coaching digitales integran cada vez más la IA para mejorar la eficacia y el alcance de sus servicios. ¿Cómo transforma la IA el paradigma actual? Primero, automatiza ciertas tareas que requieren mucho tiempo y facilita conexiones relevantes. Por ejemplo, los algoritmos inteligentes ahora pueden «emparejar al coach adecuado con la persona adecuada», ofrecer un aprendizaje personalizado e incluso proporcionar recursos de coaching complementarios automatizados entre sesiones. En Speexx, la solución de matchmaking inteligente Speexx Matchmaker™ ilustra bien este avance: este algoritmo utiliza la IA y la ciencia de datos para poner en contacto a cada coachee con el coach ideal, basándose en los objetivos y criterios específicos de cada uno. Gracias a este tipo de herramienta, encontrar un coach es más rápido y preciso, lo que mejora las posibilidades de que la relación sea satisfactoria desde el principio.

IA y coaching: más personalización, más accesibilidad

Al mismo tiempo, la IA permite personalizar y reforzar el acceso al coaching a una escala antes inimaginable. Los programas de coaching online, impulsados por IA, se han extendido enormemente tras la pandemia. Ahora ofrecen la posibilidad de llegar a un público mucho más amplio, mucho más allá de los directivos habituales. Esto significa, concretamente, que el coaching puede beneficiar a empleados de todos los niveles, en diferentes zonas geográficas, sin limitaciones logísticas y a un coste menor. La IA también contribuye a esta apertura al eliminar ciertas barreras: por ejemplo, la traducción automática puede ampliar el acceso a coaches internacionales, mientras que los chatbots pueden proporcionar un primer nivel de asistencia bajo demanda.

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IA y coaching: seguimiento en tiempo real

Otra aportación importante de la digitalización del coaching es el seguimiento y el análisis del progreso. A diferencia del coaching presencial tradicional, las plataformas basadas en IA generan datos que se pueden utilizar automáticamente. «Se puede obtener una visión general y anónima de los principales temas tratados por un grupo de personas que reciben coaching, así como los resultados de la autoevaluación que demuestran el impacto real del coaching». Para un responsable de RRHH, esta información es muy valiosa, ya que revela los temas de desarrollo prioritarios dentro de una organización (por ejemplo, el liderazgo, la gestión del cambio, etc.) y proporciona indicadores concretos del retorno de la inversión. Con estos datos, los equipos de L&D pueden adaptar los programas, demostrar su valor estratégico y alinear mejor el coaching con los objetivos de la empresa.

IA y coaching: centrarse en lo esencial

Por último, la IA resulta útil para mantener el ritmo y el compromiso en el proceso de coaching. Entre la última sesión con el coach y la siguiente programada, un colaborador puede interactuar con un asistente virtual que le recordará sus objetivos, le propondrá reflexiones o ejercicios y responderá a algunas preguntas sencillas. Para el coach, la IA puede actuar como asistente o secretario personal. Por ejemplo, la IA puede grabar y transcribir una sesión y, a continuación, generar un resumen con los puntos clave. Así el business coach ahorra tiempo, que puede dedicar a lo esencial de su misión. Siempre que se garantice la confidencialidad de los datos, tanto los coaches como los coachees valoran muy positivamente estas herramientas, ya que hacen que el proceso sea más fluido y permiten actuar rápidamente.

Analyzing AI with a computer

En resumen, la IA desempeña un papel catalizador: acelera las conexiones, refuerza la personalización, amplía el alcance del coaching y ofrece resultados objetivos. Entre los beneficios reales del uso de la IA en el coaching, cabe destacar:

  • Personalización avanzada: el análisis de perfiles y necesidades permite adaptar con precisión el contenido y el estilo de coaching a cada persona.
  • Eficacia operativa: la automatización del matchmaking y de las tareas administrativas reduce el tiempo necesario para iniciar un programa de coaching y permite a los coaches acompañar a más personas.
  • Mayor accesibilidad: se eliminan las limitaciones de lugar y coste gracias a las herramientas digitales y a la variedad de coaches disponibles a distancia, lo que ofrece una mayor diversidad de conocimientos.
  • Seguimiento continuo: la IA permite medir el progreso en tiempo real y obtener feedback instantáneo, con la posibilidad de ajustar el coaching en función de la evolución del alumno.

Aprovechando estas ventajas tecnológicas, las organizaciones pueden implementar programas de desarrollo de competencias más ágiles e inclusivos. Por lo tanto, la IA no es un invento de ciencia ficción, sino una herramienta estratégica para optimizar el coaching al servicio de las personas y las empresas.

El coach humano: imprescindible para una relación y empatía reales

Si bien la IA aporta indudables ventajas en términos de eficiencia, no puede pretender sustituir la experiencia de un acompañamiento humano. La esencia del coaching reside en la calidad de la relación entre el coach y el coachee, basada en la confianza, la escucha activa y la inteligencia emocional, dimensiones que ningún algoritmo puede reproducir por completo. Como señala Geoffroy de Lestrange, sería una quimera creer que incluso el chatbot más avanzado puede comportarse como un «coach certificado» que respeta al pie de la letra la ética y los métodos humanos.

Siempre hay que poner las cosas en contexto

Varias limitaciones de la IA explican por qué el coach de carne y hueso sigue siendo indispensable. Por un lado, las IA conversacionales actuales carecen de juicio contextual y ético. Un ejemplo ilustrativo: durante una prueba, Geoffroy de Lestrange comunicó a los coaches virtuales un profundo malestar y pensamientos negativos. La reacción adecuada de un coach humano formado habría sido suspender el coaching y recomendar la ayuda de un profesional de la salud mental. Sin embargo, «de todos los chatbots probados, solo uno, Google Gemini, tuvo el reflejo de aconsejarme que consultara a un terapeuta», mientras que los demás pasaron por alto este deber de vigilancia. Esta anécdota ilustra el peligro que puede suponer confiarle personas con dificultades a una IA que carece de criterio clínico. El coaching afecta al ser humano, con todas sus complejidades y vulnerabilidades; sin la supervisión adecuada, un dispositivo artificial puede cometer errores con consecuencias graves.

Two men sharing an in-person coaching session

Por otra parte, la IA sigue siendo ciega a toda la comunicación no verbal. Sin embargo, los silencios, las vacilaciones en la voz, las miradas, las emociones que afloran… estas señales sutiles constituyen la base misma del trabajo de un coach. Los estudios demuestran que lo no verbal es una de las herramientas más poderosas de las que dispone un coach para comprender verdaderamente a su interlocutor. Un algoritmo, por su parte, se limita a las palabras escritas en una pantalla: no ve ni oye la postura corporal o el temblor en la voz. Es cierto que existen tecnologías de detección facial o vocal, pero su uso en el coaching suscita inmediatamente temores de vigilancia intrusiva y plantea importantes retos en materia de confidencialidad. En la práctica, estos dispositivos aún no se han integrado en las soluciones de coaching y, aunque algún día lo fueran, ¿podrían realmente sustituir a la intuición humana? Es poco probable.

Más allá de estos aspectos técnicos, existe un factor profundamente humano que la IA no tiene: la empatía genuina. Un coach virtual puede simular frases de ánimo o utilizar un tono educado y reconfortante, pero sigue siendo una simulación.

La búsqueda de una conexión emocional

Los coachees son conscientes de ello: se puede apreciar la disponibilidad las 24h del día que tiene un chatbot, su ausencia de juicio, e incluso confiar más libremente en él sabiendo que se trata de una máquina. Esta seguridad psicológica que se siente ante una IA, debido a que carece de toda crítica, es un fenómeno interesante: algunas personas dicen que se abren más cuando saben que ninguna emoción humana las evalúa.

Sin embargo, esta misma característica pone de relieve la otra cara de la moneda: la IA no tiene alma y no tiene ninguna opinión, ni positiva ni negativa. Para quienes buscan una conexión emocional sincera, compartir experiencias vividas, una mirada empática que les haga sentir comprendidos y apoyados, la máquina pronto muestra sus límites. En el coaching, la confianza mutua y la unión que se crea entre dos seres humanos pueden ser tan importantes como las herramientas o los objetivos.

En definitiva, ciertas cualidades siguen siendo exclusivas de los seres humanos. La creatividad para improvisar una pregunta impactante en el momento adecuado, la comprensión matizada de un contexto personal, la capacidad de inspirar con tu propia experiencia o de mostrar intuición ante una situación ambigua… todas estas cualidades son propias de la sensibilidad humana. Como bien resume Geoffroy de Lestrange, todo lo que tiene que ver con la inteligencia emocional y la autenticidad de la relación no se puede simular: «si buscamos una conexión emocional y una verdadera colaboración en el coaching, solo debemos recurrir a un humano».

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El equilibrio ideal: la IA como aliada del coach, no como sustituta

En lugar de oponer la IA y los coaches humanos, el reto para las empresas es encontrar el equilibrio adecuado para beneficiarse de lo mejor de ambos. La metáfora del «copiloto» es muy ilustrativa: la IA puede ayudar al coach en segundo plano, proporcionando análisis, sugerencias y automatizando la logística, mientras que el coach mantiene el control de las relaciones y la toma de decisiones. En esta relación complementaria reside el prometedor futuro del coaching. De hecho, investigaciones recientes parecen demostrar que, cuando la IA se utiliza correctamente, puede mejorar la consecución de los objetivos del coachee casi tanto como un seguimiento humano convencional.

Entre los factores de éxito identificados se incluyen: una definición clara de los objetivos (la IA destaca por recordar y seguir los progresos de forma coherente), la disponibilidad permanente de la herramienta (el participante interactúa con más frecuencia que con un coach con citas programadas) y el formato escrito de los intercambios (el hecho de formalizar los pensamientos por escrito refuerza el compromiso del coachee con sus objetivos). En otras palabras, la IA puede servir como preparación intensiva entre sesiones, manteniendo la motivación y la responsabilidad del colaborador a lo largo del tiempo.

Establecer un marco claro para el uso de la IA en el coaching

Para aprovechar al máximo esta sinergia, es esencial definir las funciones de cada uno. A la tecnología se le delega el tratamiento de grandes volúmenes de información, la estandarización de los procesos cuando es pertinente y el apoyo táctico (recordatorios automáticos, recursos en línea, diagnósticos básicos). A los humanos se les reserva el acompañamiento estratégico: comprender a la persona en su globalidad, crear un espacio de intercambio empático, desafiar con delicadeza, adaptar con precisión el enfoque en función de las reacciones del coachee. En esta repartición de tareas, el coach puede incluso asumir un nuevo papel de mediador entre la IA y el coachee, por ejemplo, interpretando los informes generados por la IA para extraer consejos personalizados o ayudando al coachee a aprovechar las reflexiones proporcionadas por las herramientas digitales. ¿El resultado? Un coaching mejorado, en el que la IA y los seres humanos se refuerzan mutuamente.

Naturalmente, esto requiere un marco ético y deontológico sólido. La aparición de la IA en la relación de acompañamiento plantea cuestiones de confidencialidad, sesgos algorítmicos, responsabilidad en caso de asesoramiento inadecuado, etc. Los profesionales del sector son conscientes de ello y se están organizando. La Federación Internacional de Coaching (ICF), por ejemplo, ha publicado directrices específicas para regular el uso de la IA en el coaching. La transparencia en el uso de los datos, el consentimiento informado de los participantes, el respeto de la privacidad y la adhesión a un código ético son imprescindibles para mantener la confianza. Del mismo modo, es fundamental que los chatbots de coaching incorporen medidas de seguridad (detección de situaciones de riesgo, redirección a un humano cuando sea necesario) para que la máquina no se aventure fuera de su ámbito de competencia. La IA debe seguir siendo una herramienta bajo control humano, y no una entidad autónoma abandonada a su suerte en interacciones delicadas.

En Speexx, esta convicción es el eje central de nuestra visión. Como líderes en el desarrollo del talento, apostamos por el poder de la IA para enriquecer la experiencia de coaching, sin perder nunca de vista que el elemento humano marca la diferencia. Nuestros algoritmos de última generación, como Speexx Matchmaker™, sirven para facilitar el encuentro entre un coachee y su coach ideal, realizar un seguimiento del progreso y proporcionar datos procesables. Pero el acompañamiento lo proporciona nuestra red mundial de coaches profesionales certificados, que aportan esa empatía, esa experiencia sobre el terreno y esa escucha activa que son insustituibles. Este modelo, que combina lo mejor de la tecnología y del factor humano, permite alcanzar resultados óptimos y garantizar al mismo tiempo una experiencia de coaching profundamente humana.

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IA y coaching: una oportunidad decisiva

La inteligencia artificial está rediseñando el panorama del business coaching. En lugar de verlo como una amenaza o, por el contrario, como la panacea universal, los responsables de RRHH y formación han de verlo como una oportunidad clara: la de llegar a más personas, adaptar los programas, demostrar su impacto con datos tangibles y modernizar el enfoque pedagógico. Los coaching bots y otras herramientas digitales no sustituirán a los coaches o formadores que acompañan, inspiran y reorientan con delicadeza, pero pueden convertirse en sus mejores aliados. El mensaje de Speexx es claro al respecto: creemos en el poder de la IA para mejorar el coaching, al mismo tiempo que afirmamos que nada puede sustituir la magia de una verdadera conexión humana entre un coach y su coachee. Al combinar la racionalidad incansable de la máquina y la sabiduría emocional del ser humano, el coaching del futuro será a la vez high-tech y profundamente humano. Y esa es sin duda la mejor noticia para todos aquellos que se preocupan por el desarrollo del talento.