Habilidades y liderazgo en el espacio de trabajo moderno – Una charla con Jeremy Blain

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El lugar de trabajo moderno está evolucionando a una velocidad vertiginosa, y nos corresponde a todos recuperar el interés por el aprendizaje y liderar a través de una estrategia centrada en el ser humano.

Esto empieza por embarcarnos en nuestros propios viajes de aprendizaje individuales y «desaprender» lo viejo para que las organizaciones «reaprendan» lo nuevo y crezcan juntas. ¿Cómo podemos aprender y liderar desde las organizaciones de una manera nueva en el siglo en el que vivimos, con la incertidumbre como telón de fondo, para pasar del modo de supervivencia al modo de prosperidad? 

¿Cuáles son, en tu opinión, las competencias más esenciales para la situación de trabajo actual?

Primero cabe tener en cuenta los nuevos conjuntos de habilidades, que incluyen el trabajo a distancia y la forma en que trabajamos hoy en día.

Por ejemplo, las nuevas formas de tomar decisiones y acabar haciendo lo que hacemos. Esto incluye el análisis de datos, la toma de decisiones basada en datos y la visualización de datos. Se acabaron los días en los que teníamos reunión tras reunión, diapositiva de PowerPoint tras diapositiva de PowerPoint. Con la visualización de datos, todos podemos ponernos al día rápidamente y pasar a tomar decisiones trabajando juntos de manera eficiente.

El trabajo ágil también es clave. Y, por supuesto, la más obvia: la colaboración virtual. Pero, con una fuerza de trabajo más dispersa, y con muchos más desafíos para los líderes y responsables de equipo estos días, creo que ahora tenemos que empoderar a la organización a niveles nunca vistos antes.

Lo siguiente es algo que yo llamo «nueva luz a través de viejas ventanas». Se trata más bien de habilidades de «un grado de diferencia». Puede que haya conjuntos de habilidades similares a los que hemos trabajado hasta ahora, pero con un contexto de una década por delante. Sabemos que estamos trabajando en la nueva normalidad del trabajo híbrido y que tendremos una fuerza de trabajo mucho más dispersa. Dirigir y gestionar en el mundo digital y disperso es clave.

Creo firmemente que hemos perdido el arte del coaching en muchas de nuestras organizaciones. Es fundamental que los directivos vuelvan a tener una mentalidad de coaching, que conduce a una mentalidad de crecimiento, y que crea una cultura en la que ese apoyo sea el verdadero motor de nuestra gente.

El tercer punto se refiere a los conjuntos de habilidades y los comportamientos que están implícitos y que no solemos hacer explícitos, a los que nos referimos como «habilidades centradas en el ser humano».  Estas han salido más a la luz, por supuesto, debido a la pandemia. A medida que salimos de ella, se presta mucha más atención al liderazgo y la gestión centrados en el ser humano, la conexión humana, el bienestar y la salud mental. La formación en torno a todos estos aspectos debe ser ahora el centro de atención.

¿Cuál es la mejor manera para que los líderes desarrollen esas habilidades?

Los líderes deben centrarse en sí mismos en primer lugar, porque por mucho que hayamos hablado de la necesidad de un nuevo aprendizaje, los líderes también deben volver a recorrer el camino del aprendizaje.  Muchas de las habilidades de las que he hablado antes -habilidades digitales, co-working, colaboración online- son realizadas con bastante facilidad por nuestra fuerza de trabajo Millennial y Z.

De hecho, algunas organizaciones, como Citibank y DBS, están llevando a cabo prácticas de tutoría inversa en su día a día. Llevan a los Millennials a la sala de reuniones, hablan de utilizar estas herramientas digitales y otras formas digitales de trabajar; y obtienen algo de ello. Si los líderes entienden que la formación ahora es más necesaria que nunca, será un gran punto para que la organización aprende junta.  

Como organización, los líderes pasan por ese proceso y se trata tanto de desaprender como de reaprender. Debemos desaprender los viejos hábitos, y necesitamos practicar la «acumulación de hábitos» para interiorizar nuestras nuevas habilidades. Tenemos que acostumbrarnos a hacer las cosas de otra manera, utilizando nuestras aplicaciones de comunicación y colaboración en lugar del correo electrónico, por ejemplo, y abandonar poco a poco los viejos hábitos. No se trata solo de los líderes o los directivos, sino de todos los miembros de la organización que llevan un tiempo en ella. El riesgo para todos es que hemos olvidado cómo aprender.

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